Entendiendo el Trastorno de Pánico

¿Qué es un ataque de pánico?

Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo o malestar muy intenso que llega a su punto máximo en pocos minutos. Durante ese momento, el cuerpo reacciona con síntomas físicos y emocionales muy fuertes: palpitaciones, sensación de falta de aire, mareo, sudoración, dolor en el pecho, temblores, desrealización, miedo a morir o a perder el control.

En realidad, lo que sucede es que se activa el sistema de alarma natural del cuerpo, conocido como la respuesta de lucha o huida. Este mecanismo existe para protegernos en situaciones de peligro real. Sin embargo, en el pánico ocurre en momentos en que no hay ninguna amenaza externa, lo que hace que la experiencia sea tan desconcertante y atemorizante.

Es importante saber que tener ataques de pánico no significa automáticamente tener un trastorno. Muchas mujeres han tenido al menos un ataque de pánico en su vida, especialmente en momentos de mucho estrés.

¿Qué es el Trastorno de Pánico?

El Trastorno de Pánico aparece cuando los ataques de pánico se vuelven:

  • Recurrentes e inesperados, es decir, aparecen “de la nada”.
  • Van acompañados de una preocupación constante por volver a tenerlos, por sus posibles consecuencias (morir, enloquecer, perder el control, tener un ataque al corazón), o llevan a hacer cambios importantes en la vida para tratar de evitarlos.
  • Se convierten en la fuente principal de ansiedad, interfiriendo en la rutina diaria y en la calidad de vida.

En muchos casos, el Trastorno de Pánico se presenta junto con agorafobia, que significa sentir una fuerte ansiedad o evitar lugares donde podría aparecer un ataque (por ejemplo, transporte público, centros comerciales, lugares llenos de gente) porque escapar sería difícil o no habría ayuda disponible.

A lo largo de la vida, entre el 5% y el 9% de la población experimenta Trastorno de Pánico, lo que significa que aproximadamente 1 de cada 12 personas lo vive en algún momento.

Síntomas de los ataques de pánico

Síntomas físicos:

  • Falta de aire o sensación de asfixia.
  • Palpitaciones o taquicardia.
  • Dolor o presión en el pecho.
  • Mareo, inestabilidad o sensación de desmayo.
  • Sudoración intensa.
  • Temblores o sacudidas.
  • Escalofríos o sofocos.
  • Náuseas o malestar en el estómago.
  • Hormigueo o entumecimiento en manos o cara.

Síntomas cognitivos y emocionales:

  • Sensación de irrealidad (desrealización) o de desconexión de una misma (despersonalización).
  • Miedo intenso a morir.
  • Miedo a perder el control o volverse loca.

Diferencia entre pánico y ansiedad

Aunque se parecen, no son lo mismo:

  • El pánico es un episodio agudo, repentino y breve de miedo intenso, acompañado de la idea de que algo terrible está pasando en ese mismo instante (“me estoy muriendo”).
  • La ansiedad aparece de forma más gradual y se centra en preocupaciones orientadas al futuro. Sus síntomas físicos son más sostenidos (tensión muscular, fatiga, inquietud).
  • Los síntomas de un ataque de pánico son mucho más abruptos, alcanzan el máximo en minutos y suelen disminuir más rápido.

El ciclo del pánico

El Trastorno de Pánico se mantiene a través de un círculo que conecta sensaciones físicas, pensamientos, preocupación y conductas. Este ciclo refuerza la sensación de que algo grave está pasando, aunque en realidad sea el mismo miedo el que alimenta los síntomas.

  1. Disparador: puede ser una sensación corporal común (como un mareo leve) o aparecer de forma espontánea.
  2. Hipervigilancia interoceptiva: la persona está muy pendiente de lo que pasa en su cuerpo, notando sensaciones que normalmente pasarían inadvertidas.
  3. Interpretación catastrófica: esas sensaciones se interpretan como señales de peligro inmediato (“me va a dar un infarto”).
  4. Preocupación anticipatoria: surgen pensamientos de lo que podría pasar (“¿y si me muero acá?”, “¿y si nadie me ayuda?”). Esto aumenta aún más la ansiedad.
  5. Incremento de síntomas físicos: la preocupación activa el sistema nervioso y el cuerpo responde con más palpitaciones, mareo o falta de aire.
  6. Más pensamientos de peligro: estos síntomas retroalimentan la idea de que algo terrible está pasando.
  7. Conductas de evitación y seguridad: evitar ciertos lugares, llevar objetos para “sentirse segura”, buscar salidas rápidas. Esto alivia momentáneamente, pero refuerza la idea de que había un verdadero peligro.

El Trastorno de Pánico aparece, y se mantiene por la interpretación catastrófica de sensaciones normales, el hiperfoco en el cuerpo, la preocupación excesiva y las conductas de afrontamiento inefectivas.

Aunque es una experiencia muy angustiante y limitante, es un trastorno que se comprende bien y que cuenta con tratamientos eficaces basados en la evidencia, que ayudan a romper este ciclo y recuperar una vida plena.

✨ El pánico no define quién eres. Con el acompañamiento adecuado, puedes volver a sentir seguridad y libertad en tu día a día. Si te resuena, te invito a agendar tu entrevista de admisión.

📚 Fuente:

Craske, M. G., & Barlow, D. H. (2022). Mastery of your anxiety and panic: Therapist guide (5th ed.). Oxford University Press.